Archive for the ‘Cosas para odiar’ Category

Pues yo la crisis no la he notado

Con las (por lo menos para mí) duras palabras del título se finalizó una de las conversaciones/discusiones más cansinas que he tenido últimamente de política. La recuerdo por fragmentos y depende del momento, pero esa frase se repite en mi cabeza una y otra vez, bueno, esa y «venga mentirosilla».

No recuerdo cómo empezó, pero para no hacer muy largo el post, simplemente redactaré unas declaraciones de un votante del PP, de mi edad (26) confeso y orgulloso de haberlo hecho. Declara que el PP lo está haciendo genial y que en dos años habremos salido de la crisis.

Aquí van las que más despertaron mi furia:

  • No entiendo que problema hay si se cierra un colegio que los padres lleven al niño a otro.
  • La educación es como la ropa, cuanto más dinero tienes a mejor calidad puedes optar.
  • No me seas radical, el fútbol no se toca y jugaba España, si Rajoy quería ir es cosa suya. [Esto fue por decir que me parecía mal que Rajoy hubiera ido al fútbol el día del rescate a España]
  • Que suban las tasas universitarias es bueno, así la gente se verá obligada a estudiar más.
  • Si me dan una beca de estudios, en qué me la gaste es cosa mía, ellos sabrán por qué me la dan. [Mi respuesta fue un contundente «para que estudies»]
  • La gente ha vivido por encima de sus posibilidades. [Un clásico, ¿verdad?]

También me calificó de comunista (como insulto) y me dijo «ten en cuenta que el comunismo nunca ha funcionado», mi respuesta: Y el capitalismo va de puta madre, ¿verdad?

Pero para no alargarme más diré que desde que soltó la perla «pues si te digo la verdad, yo no he notado la crisis de la que tanto hablan» como comprenderán, dejé de escucharle. Él me exigía soluciones y hablaba de resultados de algo que directamente no ha notado, me pareció particularmente indignante…

El día que Ono me hizo sentir como si estuviera hablando con Telefónica

Hola niños, hoy toca contar un cuento de terror, de descontento y desconcierto. Un cuento donde el bueno pierde y el malo mata a la princesa. Un cuento del día a día y que día a día pasa en muchas casas. El cuento del hombre del saco que se lleva a los niños aunque estén dormidos y que el ratoncito Pérez se lleva los dientes y en lugar de dejar dinero, deja  un vale a deber por las molestias… Este cuento se llama «El muchacho y el dragón«. Agarren el peluche, porque les voy a contar la historia de un muchacho, llamémosle Unomás y de un dragón al que nos referiremos como Jono.

En el mundo en el que vivía Unomás, se pagaba a los dragones para que lanzaran unos hechizos que se llamaban internet y con los cuales te podías comunicar con el resto de las personas del mundo. Unomás se cambiaba de casa, necesitaba focalizar el hechizo para su nueva vivienda, así que contactó con uno de los esclavos de Jono para comentar el problema, este le comunicó muy apesadumbrado que la fuerza del hechizo de Jono no llegaba hasta su nuevo hogar, así que el muchacho, triste, se dio cuenta que tendría que cambiar de dragón, a pesar de no tener ninguna queja sobre los servicios que le prestaba Jono. El esclavo le comunicó que no podía marcharse, dado que estaba sometido a un segundo hechizo, el cual se llamaba permanencia. Estos hechizos eran muy poderosos, te obligaban a ser fiel a un dragón en concreto durante largos periodos, aunque este te dejara de gustar, o como en este caso, tuvieras que irte por la fuerza. La única forma de escapar del hechizo era compensando al dragón, es decir, pagarle, para que te deje marchar. ¿Por qué aceptaría esto Unomás? Es horrible pagar para poder irte si quieres… Pero en su momento no le quedó otra opción, todos los dragones se comportaban de la misma manera, así que al final, si querías el poderoso hechizo de internet, tenías que aceptar la pequeña maldición que este provocaba. Pero, ¿por dónde íbamos? ¡Ah sí! El esclavo de Jono le dijo que no se preocupara, que su maldición de permanencia expiraba el próximo mes, así que si esperaba, no tendría que sobornar al insaciable dragón.

Pasado el periodo de un mes, ya en su nueva morada, Unomás se puso en contacto otra vez con los esclavos de Jono, contento, pensando que ya podría dejar de tener el gasto que le suscitaba tener los servicios de Jono contratados, a pesar, de ya no estarlos usando.

– Darse de baja serían 50 monedas. – le dijeron al otro lado del comunicador.
– ¿Cómo? – preguntó Unomás desconcertado – Me habían dicho que mi maldición de permanencia terminaba este mes.
– No entiendo por qué mi compañero le habrá dicho eso, aquí lo pone bien claro, aún le quedan dos meses de estar maldito, así que si quiere darse de baja ahora, tendrá que abonar a Jono 50 monedas.
– Pero le repito, otro de sus compañeros esclavos me dijo que ya se expiraba este mes.

La conversación prosiguió durante horas, puede que días, Unomás estaba exhausto, cuando ya pensaba rendirse y aceptar que había perdido una mensualidad y que encima tendría que abonar 50 monedas a las enormes arcas de Jono, uno de los esclavos, rebelde, le dijo que por las molestias causadas, si transfería su maldición a otra persona, podría recuperar la mensualidad que había pagado de más.

Pasó otro mes, a Unomás no le habían devuelto sus monedas, así que volvió a llamar a los esclavos de Jono. Otra vez contó toda la historia y esta fue la respuesta que consiguió.

– No, no sé porque ha pensado eso, pero la devolución no se hace al mes siguiente, sino al mes siguiente del siguiente, porque la reclamación tardó dos días en hacerse efectiva, por lo cual, la factura ya había sido emitida y no se pudo hacer nada [(Vale, esto no me ha quedado con mucha fábula, pero cuenta eso como si fuera un cuento, ya que en sí, es un cuento, ¿no?)]

Unomás estalló de ira, otro mes más le habían tomado el pelo, así que comenzó el precipitado ataque contra el dragón.

Le empezaron a pasar de esclavo en esclavo, la batalla duró días, puede que semanas, pero Jono era poderoso, su maldición era poderosa. Unomás estaba decidido: ¿por qué si Jono tiene tantas monedas, se empeña en quitarme más y más? Tiró por el lado del razonamiento, del acuerdo, del chantaje… Nada funcionaba, no tenía la carta más poderosa, lo único que a Jono podría debilitarle… La amenaza. Ya iba a dejar sus servicios, no podía amenazarle con que se iría si no le daba bien la información. No tenía amigos o parientes que contratasen el hechizo de internet con Jono, así que tampoco podía tirar por ahí. Se enfadó, así que al final tiró por el más burdo intento, el grito: ¿Qué pretende usted de mí señor esclavo? Yo no tengo la bola mágica que consulta con tantas fechas e invocaciones, si no me transmite la información que ve, no puedo saberla, sólo quiero saber si me devolverán mis monedas.

Se hizo el silencio, Unomás pensó que tal vez podría haber alcanzado la victoria, la espera se hizo eterna, hasta que al final, al otro lado del comunicador la voz le contestó: «El próximo mes».

FIN

Y bueno, quería probar si contándolo en forma de cuento se me hacía más leve el mal trago, pero no, me sigo sintiendo estafada. Me fui de telefónica por este tipo de trato y me lo he vuelto a encontrar… ¿Será verdad que todas las compañías de teléfono son iguales? Mucho me voy temiendo que la respuesta va a ser un enorme y sonoro «SÍ».

PD: No estoy enfadada por tener o no que pagar una multa de permanencia, me enfadé por el vacilón que me metieron con la mala información y el mal trato que me dieron, tuve que hablar como con seis personas distintas para conseguir que me explicaran lo que había pasado y aún así, no me fi0 de que sea verdad lo que me han dicho… Fueron, ahora sin exageraciones, como una hora y poco al teléfono para no conseguir nada y sobre todo, terminar sintiéndome muy estúpida.

#Rescate

Rescate… La palabra rechinó en mis oídos tal como cuchara de metal contra el fondo del caldero, provocándome un escalofrío que radió todo el vello de mi cuerpo convirtiéndome en un erizo/persona…

Hace mucho que no escribo en las paredes de este muro, si miramos la última publicación fue la del día antes de las elecciones. Mucho tiempo, pero en realidad no tanto, unos meses…

El motivo de mi desaparición fue simple, una profunda depresión política tras el arrollador éxito del PP. Sí, todos sabíamos que iban a ganar, pero guardaba la pequeña esperanza de que no por mayoría absoluta, sólo pedía eso… Sólo deseaba eso… Pero fue inevitable.

Estos meses hemos podido observar lo que ya sabíamos que iba a ocurrir: contradicciones, falacias, eufemismos… Y muchas veces, por no decir casi siempre, ¡todo junto!

La última ha sido buena: “No es un rescate, es un apoyo financiero”. Dicen que es una ayuda a la banca para salir del hoyo, pero al mismo tiempo nos aseguran con total tranquilidad que la deuda será del estado… El estado al financiarse de los impuestos y los impuestos al pagarlos nosotros, básicamente dicen: “la deuda es vuestra”.

También dicen que sólo se exigirán reformas a las entidades financieras intervenidas, pero al mismo tiempo leo otras cosas por ahí.

“Es un préstamo con condiciones muy ventajosas”… O algo así. Claro, nos dejan 100.000 millones de euros porque los españoles somos muy majos… ¡No te jode!

Me gustaría pensar que hemos tocado fondo, pero no lo creo, llevamos, ¿qué? Más o menos medio año de gobierno del PP y ya han: subido el IVA, recortado en sanidad y educación, subido las tasas universitarias,retirado becas de ayuda a los estudios endureciendo, además, las condiciones para optar a ellas y hecho una brutal reforma laboral. Me dejo cosas, ¿verdad? A ver con qué más nos sorprenden, que aún nos quedan tres años y medio…

Hablan que es la herencia recibida, pero mientras a nosotros nos quitan, ellos siguen con sus sueldos millonarios, sus coches oficiales y sus viajes de lujo, sin olvidarnos que dinero para ingresar a Bankia sí que hay…

Vale, no he dicho nada nuevo, lo sé, sólo ha sido un pequeño desahogo… Parece ser que mi depresión política no está mejor, así que no sé cuando volveré a pasar por el muro de este blog, porque a estas alturas de mi vida, empiezo a estar agotada de comentar cosas tan absurdas… Porque simplemente la política a día de hoy me parece absurda, cuanto más sé, más ganas me dan de encender la tele y ponerme a ver el fútbol y el gran hermano (ninguno de los dos los he visto en mi vida)… Al menos la gente que sólo ve ese tipo de cosas, esa gente que cuando le preguntas qué condición política tiene te responde “yo de eso no uso”. Esa gente, parece feliz…

Y mañana elecciones otra vez… #reflexionando

Mañana elecciones, otra vez, parece que fue ayer cuando estaba motivando a ir a votar en las municipales. Estos días tenía pensado hacer un post del mismo estilo, pero los últimos meses han mellado mis ánimos. La canción con la que empiezo el post me parece que está muy apropiada para el espíritu que tengo estos días, el cual le he puesto el título de «depresión pre-electoral».

Sigo animando a todo el mundo que se acerque mañana a votar, preferentemente (aunque eso ya es decisión de cada uno) a un partido fuera del bipartidismo o nulo.

¿El motivo de mi desilusión? Pues supongo que el mismo de todos, tengo muchos amigos menores de 30 en paro y sin expectativa de conseguir empleo, estoy terminando mi diplomatura y aún así sigo buscando trabajo en tiendas, ya que me parece imposible encontrar nada en lo mío…

También teniendo en cuenta que mucho tendrían que sorprender mañana las cosas para que no salgan elegidos aquellos que ya se ven gobernando, los cuales ni siquiera han querido contar lo que van a hacer (así de malo será),  ahonda mi depresión imaginándome todo lo que queda por empeorar la situación.

Yo ya he votado por correo, pero para aquellos que se encuentren igual de desilusionados que yo y quieran votar en nulo, aquí les dejo una propuesta:

Vota Cthulhu, ¿por qué escoger un mal menor?

Vota Cthulhu, ¿por qué escoger un mal menor?

Esta para voto nulo me ha parecido especialmente divertida, porque ha sonado a «para irnos todos a la mierda, al menos lo hacemos a lo grande».

En cualquier caso espero que mañana todos se acerquen a votar, porque a pesar de mi ánimo, no he perdido la fe que entre todos podamos luchar para conseguir que todo cambie.

 

 

Di no a la invasión cultural

Hace dos años, por estas mismas fechas, narraba una leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer. Esto vino, como explicaba en su momento, a mi lucha contra la invasión cultural que sufrimos en España por parte de Estados Unidos.

España, un país de mayor antigüedad e historia, ha sucumbido totalmente a tradiciones impuestas por el cine, se ve en las películas, parece divertido y lo imitamos.

Este año he decidido informarme un poco de dónde empezó la tradición del Halloween. Para luchar contra tu enemigo, primero tienes que conocerle.

En la wikipedia podemos leer lo siguiente:

Halloween o Noche de Brujas es una fiesta que se celebra principalmente en Estados Unidos, norte de México, y algunas provincias de Canadá en la noche del 31 de octubre. Tiene origen en la festividad celta del Samhain y la festividad cristiana del Día de todos los santos.
– 

Me parece curioso como en la segunda oración da un dato que se me antoja de mucha relevancia: El Halloween está basado en la festividad cristiana del Día de todos los Santos. Me dirijo a este artículo y leo:

El Día de Todos Los Santos es una tradición católica instituida en honor de Todos los Santos, conocidos y desconocidos, según el papa Urbano IV, para compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles.

Dato curioso que no conocía, pero sigo leyendo el mismo artículo de la wikipedia y llego a esto:

En España, dentro de la tradición católica, se realiza una visita a donde yacen los seres queridos. Les dejan flores en las tumbas y rezan por ellos.

Si siguieras leyendo ya podrías observar tradiciones puntuales, pero a donde quiero ir a parar, es que Halloween está basado en El día de todos los Santos, cuya víspera es la Noche de difuntos, que es en la que se narra la leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer que nombro al principio.

El dato curioso con el que me quedo con mi cutre investigación, es que la fiesta que está matando nuestras propias tradiciones, está basada en nuestra propia fiesta… me parece un tanto recursivo.

No tengo tiempo para extenderme mucho más, dado que mi vida estos días es un no parar, pero me apetecía hacer una pequeña mención a este asunto que tanto me llega a molestar a veces. Esta mañana pasé al lado de una tienda de animales y al ver disfraces para perros, recordé a los niños el año pasado, yendo de puerta en puerta disfrazados y pidiendo caramelos, fue entonces cuando me sentí lo suficientemente inspirada para escribir este post.

Para terminar sólo quiero recordar el mismo título: ¡¡Di no a la invasión cultural!! No les demos ese poder sobre nosotros…

Las declaraciones contra los “indignados” de Wall Street y el pequeño déjà vu que me producen

Muchas de las declaraciones que se están haciendo contra los indignados de Estados Unidos ya me suenan… La gran mayoría me recuerdan enormemente a otras hechas aquí en España. ¿Acaso los medios no tienen ya por donde salir y recurren una y otra vez a los mismos desprestigios?

A lo largo del siguiente post nombraré tres que he leído, enlazando el artículo hecho en su momento aquí en España al que me recuerdan.

Según los periodistas de sus medios, el movimiento ha crecido gracias a que ofrecían alcohol y drogas…
— 

Esta frase del artículo, me recuerda a cuando Rita Barberá acusó a los acampados de Valencia de «cultivar marihuana». Parece ser que protestar y estar drogado tienen que ir de la mano, ¿por qué vamos a quejarnos a no ser que tengamos nuestra realidad alterada por estupefacientes?

No digo que no se consuman drogas en las protestas, alcohol puede conseguirse en cualquier supermercado, y del resto, pues no sé, pero estoy segura que no tienes que ir a una manifestación para hacerte con ellas.

Los tertulianos de Intereconomía en su momento bebían vino mientras hablaban del panorama político actual, y no he leído en ningún sitio que fueran al programa sólo para conseguirlo, dado que pensar esto sería un absurdo, ya que el vino también lo tienen en su casa. Y dicho sea de paso, tampoco he escuchado que su juicio estuviera nublado por el alcohol.

“Luchan contra los abusos del sistema financiero, pero no comprenden que su protesta es contraproducente para las personas que trabajan”…

Esta otra declaración del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, se me da un aire a cuando los comerciantes de Sol se quejaron por las bajadas de las ventas. Me queda un poco más forzada que la anterior, pero al fin y al cabo el trasciendo es el mismo, las manifestaciones, afectan a la economía local.

 “Esto no beneficia al turismo”…
– 

Para finalizar, estas cinco palabras también realizadas por el alcalde de Nueva York. Un recuerdo más leve que los casos anteriores, pero tras buscar comprobé que no me lo había imaginado, y que en su momento, en España, también se hicieron unas declaraciones prácticamente iguales, como podemos comprobar en estas dos noticias:

Conde Roa: ‘El campamento de okupas se tiene que acabar’
Herrero (CEA) cree que el 15-M podría afectar la imagen de España y perjudicar las previsiones turísticas

— 

Ahora es esperar, mañana es un gran día, las manifestaciones del 15 de Octubre están organizadas por todo el mundo, ¿serán parecidos los titulares de los periódicos obviando el idioma?

Somos un movimiento mundial, y no es de extrañar, que los medios intenten acabar con nosotros con las mismas acusaciones seas de donde seas, dado que al fin y al cabo lo que consiguen es matizar una idea que defendemos: «da igual donde te encuentres, todos somos iguales».

La moda publicitaria sobre la revolución

Hace unas semanas leí la siguiente viñeta de El chiste de Mel


En un principio el chiste me hizo gracia, dado que me los imaginaba tal cual los plasmaba… pero al mismo tiempo no podía evitar pensar si en realidad sucedería lo que auguraba tan sencillo dibujo.

Entonces, como suele ocurrir, empecé a ver publicidad que instaba a la revolución por todas partes. Bueno, en realidad no por todas partes sino, que haya conseguido recordar, los tres ejemplos que expongo a continuación:

Citroën DS4 Sé único

En el siguiente anuncio de Citroën tiene un mensaje bastante directo: «aprende a decir no». El cual es compañero de campaña del niño que dice todo el rato que no. Aunque tenga que admitir que el anuncio me guste,… odio el mensaje dentro del contexto de este: «aprende a decir no, se un inconformista, y para serlo, dí que sí a comprarte este coche que te hará único a pesar de fabricarse en serie». No sé a ustedes, pero me parece una campaña un tanto contradictoria.

Orange: Podéis Cambiar

El anuncio de Orange me parece mucho más coherente que el anterior, seguro que muchos ya lo conocíais, porque por lo menos para mí, resulta difícil que pase desapercibido, porque tengo que admitir que me encanta. El mensaje en este spot también está muy claro: «podéis cambiar lo establecido y para cambiar lo establecido es básico estar conectado».

ING DIRECT

En el último ejemplo no hay vídeo, sólo unas fotos (las cuales me tomé la molestia de ir a sacar y todo) de las pegatinas que decoran las cristaleras del banco ING DIRECT. El día que lo vi me dio incluso rabia. ¿Qué puedo decir? Que con todo lo que está pasando en España que un banco se publicite con populares eslóganes de manifestaciones, dibujos de pancartas y megáfonos… simplemente, que me parece ofensivo…

Publicidad ING DIRECT—————–Publicidad ING DIRECT

Particularmente la idea de banco no la relaciono a revolución la verdad… más bien me evoca la siguiente imagen:

Imagen tomada prestada de: http://gentefina09.wordpress.com


La conclusión final se la dejo ya a cada cual. La mía sería que las grandes empresas son oportunistas, eso está claro, pero que entra ya dentro de nuestro criterio si les vamos a permitir que transformen en una simple moda algo que tantos llevábamos durante tanto tiempo dentro: ganas de romper con lo establecido.


El “voto útil” ese gran beatificado #yovoto

Ha llegado el día de las elecciones. Hemos meditado y estudiado exhaustivamente a que partido político entregarle nuestro voto.

Particularmente estuve varios días pensando, dado que no tenía ni idea a quién votar, sólo tenía claro una cosa, sabía a quién no quería votar.

Hace unos años veía normal el siguiente razonamiento: eres de izquierdas «votas al PSOE», eres de derecha «al PP». Votar se había convertido para mí en algo tan sencillo como eso.

En estas elecciones me he visto con la moralidad de que no quería votar a ninguno de ellos, me había unido previamente al movimiento de #nolesvotes y también había participado en las manifestaciones que han acontecido estos días.

Mientras cavilaba mis posibilidades me fui tropezando por el camino con esos defensores del «voto útil». Sólo con escucharlo ya un profundo resentimiento despertaba dentro de mí, pues prácticamente me decían que sí salía de lo preestablecido (PP ó PSOE), era lo mismo que no ir a votar y que «por mi culpa», ganaría el otro por no haber votado al uno.

Particularmente me llama la atención como los defensores de este tipo de voto siempre añaden el «por tu culpa». No es culpa de los partidos que me hayan defraudado, no es culpa de que no sólo hayan perdido mi voto sino el de cientos de personas… no, es culpa mía por no querer jugar al juego de «izquierda, derecha, delante, detrás, un dos tres…» cómo si fuésemos niños…

No, no es culpa mía.

A los defensores del «voto útil» quiero decirles:

– No es útil votar a un partido sólo porque sea de los mayoritarios…
– No es útil subir la moral de los que lo están haciendo mal por regalarles tu voto…
– No es útil reprender o coaccionar a los que no quieran entrar en el juego…
– No es útil ir a votar sin meditar un poco antes…

Es INÚTIL hacer algo porque siempre se haya hecho así. No podemos esperar que los grandes cambios lleguen por arte de magia, sólo podemos tener esperanza de tenerlos si primero cambiamos nosotros mismos y cambiamos nuestras cómodas costumbres, aunque cueste.

Como (por lo visto) participante del «voto inútil», sólo quiero pedirles a todos que voten a quien quieran, y que no recriminen a nadie por votar otra cosa que no os parezca bien, porque al fin y al cabo es en lo que consiste votar.

El único voto inútil es aquel que se queda en su casa…

Ojo por ojo

Una vez más no entiendo el mundo que me rodea. Me vuelvo a sentir esa extraña chica que se queda en un rincón de la sala de la fiesta, viendo como todo el mundo se lo pasa bien y baila, siendo completamente incapaz de integrarme y de comprender donde radica a veces el origen del regocijo interno que parece tenerles cautivos.

Así es como me he sentido al ver las celebraciones por el supuesto asesinado de EEUU a Osama Bin Laden.

Con esto no quiero decir que esté a favor de los actos de este señor, o que su muerte me cause pesar personal. Aborrezco cualquier tipo de violencia, el terrorismo para mí alcanza tales puntos de desprecio, que no soy capaz de describirlos. Puedo llegar a ser incapaz incluso de matar a una mosca (pero literalmente), la cojo y la suelto fuera de la ventana para que siga su vida en otro sitio… Por supuesto, también considero un acto de violencia aplicar la «ley del Oeste» como si de una película de vaqueros se tratara.

Me pregunto a partir de que punto el número de víctimas es tan excesivo  para que el juicio a una persona sea algo innecesario, que la venganza sea la única medida oportuna y que el fin justifique los medios.

Recuerdo el día que tiraron las Torres Gemelas, aún estaba en mis primeros años de instituto y sentía que todo me quedaba demasiado lejos, no entendía el momento histórico que estaba viviendo como espectadora a través de la televisión. También recuerdo como ese mismo año en mí nacieron nuevos sentimientos que hasta entonces o tenía dormidos, o no había reparado en ellos, sentimientos de concienciamiento político, de frustración al entender que un gobierno no estaba siendo justo con sus votantes, llevando una nación a una guerra que no quería.

Diez años después parece que se ha puesto un punto a ese comienzo, el cual no tengo aún claro si es seguido, final o a parte… Suponiendo que sea verdad, porque en mí aún hay un cierto sentimiento de escepticismo ante todo esto.

Entonces volviendo a lo de antes, ¿a partir de que punto un delito es lo suficientemente espantoso para olvidar las leyes y aplicar justicia a nuestro antojo?

Seguramente muchos piensen que esté equivocada, y que hay casos en los que si alguien no ha sido justo, no hay que ser justos con él, pero entonces, ¿hay que ser justos con los que han dejado de ser justos?

Me consuela saber que  no soy la única que se siente de este modo, como por ejemplo:

 – Un demócrata trasnochado

En cualquier caso creo que estoy desvariando, debe ser que simplemente sigo siendo esa niña, que contempla la televisión sin comprender lo que ocurre a su alrededor… Aún así, creo que voy a ir planteando la idea de hacer una tienda de parches, porque como sigamos aplicando la filosofía de «ojo por ojo», acabaremos todos tuertos.

Ley Sinde, el tema ya aburre #nolesvotes

Finalmente se ha aprobado

Con el título del post no pretendo transmitir pasotismo ni nada por el estilo con respecto al debate. A mí particularmente ya me ocurre que el tema este me está resultando cansino, la indignación de cualquier persona tiene un límite, y no sé cuanto tiempo llevamos con la cantinela, quejándonos, manifestándonos, esgrimiendo agudos comentarios y argumentos en nuestros blogs, twitters, facebook, tuenti… No sé, en cualquier medio difundible que tuviéramos a mano… Y ahora mi pregunta es… ¿Y para qué nos ha servido?

No pretendo en ningún momento dar a entender que manifestar tu opinión no sea relevante, ni nada por el estilo, yo misma soy una pesada que a veces no hace más que quejarse de temas en los que nadie le ha pedido opinión (tristemente), pero en este caso el resultado estaba bien claro desde el comienzo. Tuvimos un pequeño claro de luz en esa primera echada abajo hace unos meses, pero Sinde estaba convencida de lo que tenía que hacer aunque para ello tuviera que pisotear los derechos de miles de españoles, como ella misma ha dicho: «Soy guionista, no soy de respuesta rápida«. Yo en estos momentos, diría que ni de respuesta ni de entendederas, pero tampoco quiero caer en el juego de faltar al respeto.

A pesar de todos los medios de difusión que he nombrado antes, siguen con sus argumentaciones, nos siguen llamando «internautas», olvidando que también somos «ciudadanos», como decía tan correctamente Alex de la Iglesia en el discurso de inauguración de los Goya.

Pues ya llega nuestro momento, no nos han querido escuchar, y está claro que no lo van a hacer ahora, así que la única forma de hacerles notar que estamos aquí, y que también contamos, es yendo a las urnas en las próximas elecciones y eligiendo a cualquier partido que no haya apoyado esta ley.

Yo me uno al movimiento de «No les votes» (también puedes seguirlo por twitter), ahora ha llegado el momento de demostrar que las, según ellos, mentes criminales y piratatillas del tres al cuarto que se encuentran detrás de los monitores de sus ordenadores, en sus casas, no preocupándose por los niños de África, sino por cosas insustanciales, les demuestren, que a parte de todo eso que no quieran llamar,… también somos ciudadanos.